Buscar este blog

jueves, 29 de mayo de 2014

La confesión de Pedro en Capernaúm (Juan 6:66-69)

por Douglas Alvarenga


Introducción:
A.    Pedro hizo dos confesiones – la más conocida que la encontramos en Mateo 16:16 ocurrió en Cesarea y la segunda confesión la encontramos aquí en Juan 6:66-69 y esta ocurrió en Capernaúm.
B.     El texto dice, “Como resultado de esto muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con él.”
C.    Jesús tenía muchos discípulos, aparte de los doce a los cuales había llamado apóstoles.  Estos otros discípulos fueron los que se apartaron y ya no andaban con él.
D.    ¿Por qué dejaron de seguirlo?


1.      Jesús había hecho muchas señales en los enfermos (Juan 6:1-2) y a causa de esto las multitudes lo seguían.
2.      Después, Jesús le dio de comer a las multitudes con 5 panes y 2 pescados.  El numero de la multitud fue 5000 (Juan 6:2-13).
3.      Después de alimentarlos la gente decía que Jesús en verdad era el Profeta que había de venir al mundo; con esto, Jesús se dio cuenta que la gente quería hacerlo rey a la fuerza (Juan 6:14-15) y se apartó de ellos.
4.      Al apartarse, Jesús se fue a Capernaúm, caminando por las aguas del mar de Galilea.  Sus discípulos, obviamente, se asustaron más Jesús les dice: “Soy yo, no teman.” (Juan 6:16-21).
5.      La gente empezó a buscar y a seguir a Jesús hasta que lo encontraron (Juan 6:22-25).
6.      Jesús, conociendo sus corazones, les dice que a él no lo buscan por las señales, sino por el pan que él les había dado; y procede a predicarles el sermón del Pan de Vida (Juan 6:26-59).
7.      La gente argumenta con Jesús, no les parece Su enseñanza porque es muy dura Su palabra y como consecuencia se apartan de él y dejan de seguirlo (Juan 6:60-71).
8.      Jesús, al ver que muchos se fueron, vio a sus discípulos y les preguntó: “¿A caso quieren irse ustedes también?”
9.      Y Pedro contesta con una confesión que dice mucho acerca de su carácter como discípulo de Jesús: “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”
E.     Con esto en mente, vamos a analizar algunas lecciones que aprendemos de Pedro a través de esta confesión.

I.                   Aprendemos acerca del tipo de devoción que Pedro tenía.
A.    Hay tres aspectos que la devoción de Pedro poseía:
1.      Aspecto personal: Pedro estaba interesado en seguir a Jesús nada más y no a otras personas.  El dijo: “¿A quién iremos?” Muchas personas no van a Jesús.
a)      Los católicos van a la virgen María.
b)     Los mormones van a Joseph Smith.
c)      Los musulmanes van a Mahoma.
d)     Los pentecostales y otros carismáticos van al “Espíritu Santo.”
e)      Y los tele-evangelistas modernos van a sí mismos para ellos tener popularidad y poder así engañar a la gente que ciegamente los sigue.
f)       Nosotros, al igual que Pedro, debemos ir a Jesús y darle el centro de atención a él.
2.      Aspecto persistente: Pedro no dejó de andar con Jesús solo porque él había perdido popularidad con otros discípulos.  Al contrario, él siguió las pisadas del Maestro hasta el final de su vida.  Nosotros también debemos tener una devoción persistente como la que tuvo Pedro y no una devoción inconsistente que sigue a Jesús únicamente cuando las cosas nos van bien.  A la gente se le acabó la comida y con ello también se le acabó la devoción.  Ellos nada mas estaban interesados en el pan de la cocina y no en el Pan del cielo; ellos nada más estaban interesados en la cena y no en sermones.  No seamos como la multitud ingrata que solo siguió a Jesús cuando él les daba de comer.
3.      Aspecto práctico: Pedro practicaba su devoción y lo hacía haciendo a Jesús el Señor de su vida.  Muchos quieren a Jesús como salvador, como maestro, como amigo y como ejemplo, pero pocos lo quieren como Señor porque saben que eso significa que se tienen que someter a él.  Nosotros seamos como Pedro que hizo a Jesús el Señor de su vida y haciendo eso, Jesús también será nuestro Salvador y nuestro todo.

II.                Aprendemos acerca de la doctrina de Pedro.
A.    Con su confesión, Pedro nos enseña tres verdades doctrinales acerca de Jesús.
1.      Jesús es Dios: Pedro dijo, “Tu eres el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:69).  Muchas personas rechazan que Jesús es Dios.  Los testigos de Jehová se oponen a esta enseñanza y no quieren darse cuenta que Jesús mismo enseñó que él era Dios, que él posee el ADN de Su Padre (Atributos Divinos por Naturaleza – ADN).  Los judíos sabían que Jesús enseñaba que él era Dios y por eso querían apedrearlo (Leer Juan 10:30-33).
2.      Jesús es el Mesías: Pedro también dijo, “Tu eres el Cristo…” La palabra Cristo es el equivalente a Mesías, que significa: “El Ungido de Dios.” En el día de Pentecostés el clímax final de la predicación de Pedro fue: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36).
3.      Jesús es Salvador: El nombre “Jesús” significa “Salvador” (Mateo 1:21); y Pedro dijo, “Señor, ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).  No olvidemos que Jesús es el camino, la verdad y la VIDA! (Juan 14:6); y no olvidemos que él vino para que tengamos vida y para que la tengamos en abundancia (Juan 10:10).  Por lo tanto, aceptémosle como Señor y él, con mucho gusto, también será nuestro Salvador.

III.             Aprendemos acerca del dogmatismo de Pedro.
A.    Cuando se trataba de seguir a Jesús y creer en quien él era Pedro no vacilaba.
B.     La palabra dogma significa: “verdad revelada por Dios y declarada como cierta e indudable por la Iglesia.” Por eso Pedro era dogmático porque sabía que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
C.    Pedro dijo: “Nosotros hemos creído y conocido...,” es decir que habían creído porque habían conocido.  El verbo conocer en este contexto y en el idioma Griego significa: “Saber con certeza.”
D.    Si en algo debemos ser dogmáticos es en la doctrina de la deidad de Cristo y de las características únicas de Su iglesia.

IV.             Aprendemos acerca del deleite de Pedro.
A.    Pedro se deleitaba en la Palabra de Dios.  El dijo, “Tú tienes palabras de vida eterna.” Esto sugiere que a Pedro le encantaba, era su deleite escuchar la Palabra de Dios.
B.     Nosotros también debemos deleitarnos en la Palabra de Dios.  El Salmista David dijo, “¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche! (Salmo 1:1-2).
C.    Si queremos ser dichosos y prosperados, debemos, al igual que Pedro, deleitarnos en las palabras de vida eterna que Jesús nos habla a través de la Biblia.

Conclusión:

A.    Pedro, no fue perfecto, pero cuando se trataba de seguir a Cristo y ser un verdadero Cristiano él lo hizo lo mejor que pudo porque él sabía que no podía ir a nadie más y que nadie más tenia palabras de vida eterna – ¡Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios viviente!
B.     Llevemos estas lecciones de la confesión de Pedro a nuestros corazones y sigamos las pisadas de nuestro Maestro – ¡Cristo Jesús!
C.     Y aquellos que aun no han decidido seguir a Cristo, este es el momento de hacerlo obedeciendo el evangelio (2 Cor. 6:1-2).